Bajo el control de Napoleón y su hermano
José, España buscó ayuda de sus colonias. Para dicho fin envió dos comisionados.
Uno de ellos, el quiteño Antonio Villavicencio se dirigía hacia Santa Fe.
La situación fue aprovechada por los
criollos más destacados. Para el recibimiento de Villavicencio organizaron un
banquete en su honor, pues dicha persona, a pesar de ser un funcionario
español, siempre mostró simpatía por la causa criolla.
Para decorar la mesa pidieron prestado un
florero al español José González Llorente, quien se opuso al préstamo y utilizó
términos descorteses con los criollos.
De inmediato se generó una revuelta, que
agrupó a la población. Todos exaltados apoyaron a los dirigentes criollos. Ante
la multitud que gritaba “cabildo abierto”… “junta”… el virrey Amar y Borbón
tuvo que acceder a la formación de una Junta de Gobierno y a la firma del Acta
de la Independencia, aunque se declaraba fidelidad al rey de España Fernando
VII.
20 DE JULIO DE 1810:
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